Es, como poco, curioso, que los mayores debates suscitados en el blog han sido este último de "la posibilidad de democracia en los países musulmanes" y el de "que me pongo para una entrevista en un despacho". Está claro que nos movemos de la geopolítica a la frivolidad con una soltura envidiable. Así me gusta, que no nos tachen de superficiales, como si del blog de Fiona se tratara. Hay que saber cambiar de registro con naturalidad.
Dicho lo cual, no se peleen, recuerden que el Alsa se fleta con intención de apretarse alguna vez (cuando termine el IESE, me temo) un cocido, y si están ustedes enzarzados no van a querer ir, y al final, nos lo vamos a tomar las de siempre, es decir, C.W, cuando vuelva (si vuelve, ahora anda de Carnaval por Salvador de Bahía) y servidora.
Esta tarde he estado leyéndome el laudo de los controladores y repasando unos apuntes de negociación colectiva y lo que está claro es que al final, como en el dilema del prisionero, puestos a no ceder, perdemos todos. Ganas tengo de leerme la reforma laboral enterita, si algún día terminan de parirla, claro está.
Y les digo eso porque como ahora yo desayuno sapos, pues ya no me altero. Y no porque me gusten los sapos, ni porque (como decía antiguo novio) en el trabajo seamos todos putas, ni porque no tenga mi propia opinión, que es como el culo, cada uno tiene la suya, sino porque ya no invierto mis energías en convencer a quien jamás convenceré. Estoy en fase manipuladora y tengo que gastar mis esfuerzos en convencer al que todavía puedo ganar para mi. Léase, Ramón.
Hala, paz y amor, o por lo menos, pan y circo.
Dicho lo cual, no se peleen, recuerden que el Alsa se fleta con intención de apretarse alguna vez (cuando termine el IESE, me temo) un cocido, y si están ustedes enzarzados no van a querer ir, y al final, nos lo vamos a tomar las de siempre, es decir, C.W, cuando vuelva (si vuelve, ahora anda de Carnaval por Salvador de Bahía) y servidora.
Esta tarde he estado leyéndome el laudo de los controladores y repasando unos apuntes de negociación colectiva y lo que está claro es que al final, como en el dilema del prisionero, puestos a no ceder, perdemos todos. Ganas tengo de leerme la reforma laboral enterita, si algún día terminan de parirla, claro está.
Y les digo eso porque como ahora yo desayuno sapos, pues ya no me altero. Y no porque me gusten los sapos, ni porque (como decía antiguo novio) en el trabajo seamos todos putas, ni porque no tenga mi propia opinión, que es como el culo, cada uno tiene la suya, sino porque ya no invierto mis energías en convencer a quien jamás convenceré. Estoy en fase manipuladora y tengo que gastar mis esfuerzos en convencer al que todavía puedo ganar para mi. Léase, Ramón.
Hala, paz y amor, o por lo menos, pan y circo.