domingo, 16 de enero de 2011

Los amigos muertos

Se mete uno en la miseria diaria y se olvida de trascender.  Es verdad que hay que tener cuidado y no ser cursi, (pedante ya lo tengo asumidísimo) pero hace tiempo que llegué a la conclusión de que, no sé si por formación o por  inteligencia, siempre veo yo antes la profundidad o la simpleza del asunto cuando los demás están subrrayando en fosforito la primera frase.
Sin hablar de la comprensión lectora, que yo entiendo que además de tenerse, se desarrolla, al final, lo que parece es que la gente, lo que no tiene, es memoria.
No soy yo tan vieja y sin embargo ya tengo amigos muertos. Muertos de verdad, no amigos que se quedaron por el camino, sino amigos que se murieron.  Al final, los que coleccionamos esquelas, es porque tenemos esquelas de amigos, porque si no, no las guardaríamos.
Empecé el master y como única conclusión de los primeros días, he recordado a los amigos muertos.
Empecé por pensar si a ellos le hubiera hecho falta, o si, por el contrario, hubieran sido profesores y nos hubieran enseñado algo.
Eché de menos a mi amigo General de División, escritor y aventurero, que hubiera descifrado un problema de operaciones y recursos humanos citando un par de situaciones históricas y arengando, casi en verso.
Eché de menos a mi amiga del alma, que hubiera resuelto un problema de clientes y facturación, sin dejar de pensar en personas.
No sé si voy a aprovechar esta beca. Tengo la sensación de que voy a pasar de turista, releyendo los apuntes de Lógica de la carrera. Aún así, tengo que hacerlo.

Pablo de Lora

Me tragué ayer varias de las ponencias de Pablo de Lora, avisada por una amiga profe de la Complu. La Complu hace mucho que dejo de ser la u...