jueves, 4 de noviembre de 2010

La organización desobediente

Ustedes ya conocen mis clásicos; a saber, que todo el conocimiento abarcable está en el refranero, que las organizaciones son iguales que los patios de los colegios, que los areneros son la pus y que el éxito en la carrera depende sobre todo de la suerte y la caradura, (bueno, esa es una aportación de C.W).

Debe ser que me hago vieja, pero cada vez aguanto peor a los desobedientes. Cada vez que veo a alguien cruzar en rojo deseo íntimamente que lo atropellen. No digo yo que seamos borregos, se puede cambiar y a partir de mañana cruzar en rojo y parar en verde, pero no aguanto los que hacen lo que les da la gana porque si, por que yo lo valgo. Y peor aún, no aguanto a los que los consienten. Ser, es ser consentido.

Me encuentro además inmersa en el proceso de amaestrar al Pequeño Ramón que anda en el asunto "No quero" y además, lloro y monto el número, y se encuentra, el pobre, con Cruela Devil como madre.  Ya sé, hay otros modelos educativos, pero a mi, el autoritario me mola muchísimo.

Pero ya saben que ya no mando, y como no mando, pues ni a tomar viento puedo mandar, así que callo, callo y me lo trago... Nunca fuí lo que se dice política, pero ahora soy, vamos, la tonta de guardia. No va conmigo, no me importa, a mi plim.

Si C.W. hubiera tenido alguna vez una posición en el Recurso Humano, dada su conocida belicosidad, con certeza le hubiera pegado ya a alguno, sin llegar a eso, yo ya empiezo a hacerme mi hit parade de candidatos a bordería.  Espero aguantar.

Pablo de Lora

Me tragué ayer varias de las ponencias de Pablo de Lora, avisada por una amiga profe de la Complu. La Complu hace mucho que dejo de ser la u...