Me pregunto que hay que hacer para que una editorial se decida a reeditar un libro. Eso de que ya no exista fondo editorial me pudre sobremanera. Y si no fuera por iberlibros, que amablemente te rastrea las librerías de viejo, no sé que sería de nosotros.
El problema reside ahora en saber si los nativos digitales, osea, todos los que vinieron detrás de nosotros, serán capaces de leer un libro tal y como lo hemos leído nosotros. Conste que yo al principio me declaré contraria al libro electrónico, pero cuando vi que se podía ampliar la letra y que mi padre, que no ve ni torta, podía volver a leer, le di la bienvenida.
Pero, digital o de papel, sigo sin encontrar la mayor parte de los libros que busco. Encontrar los libros de Puck resulta imposible, por no hablar de los de Pollyana o los de Carmen Kurtz (los de Óscar, para mas detalle), desaparecidos, descatalogados, irrecuperables.
Y no es plan de ir a robarlos a casa de las amigas, que me consta que algunas los tiene, o hacer una OPA a la biblioteca infantil del pueblo de una, de donde se sacaban los que no se tenían. Pero se siente una tentada.
El problema reside ahora en saber si los nativos digitales, osea, todos los que vinieron detrás de nosotros, serán capaces de leer un libro tal y como lo hemos leído nosotros. Conste que yo al principio me declaré contraria al libro electrónico, pero cuando vi que se podía ampliar la letra y que mi padre, que no ve ni torta, podía volver a leer, le di la bienvenida.
Pero, digital o de papel, sigo sin encontrar la mayor parte de los libros que busco. Encontrar los libros de Puck resulta imposible, por no hablar de los de Pollyana o los de Carmen Kurtz (los de Óscar, para mas detalle), desaparecidos, descatalogados, irrecuperables.
Y no es plan de ir a robarlos a casa de las amigas, que me consta que algunas los tiene, o hacer una OPA a la biblioteca infantil del pueblo de una, de donde se sacaban los que no se tenían. Pero se siente una tentada.