miércoles, 13 de abril de 2011

Quienes somos, de donde venimos, que nos ponemos

Hay una web por ahí donde se votan los mejores comentarios de profesores de universidad. La web se llama "patatabrava". Y hay una profesora de la Universidad de Santiago de Compostela, a la que por cierto conozco aunque hace años que no veo, cuya frase mas votada es la siguiente "Non che convén discutir conmigo sobre letras de "Siniestro Total". 


Los que tenemos cierta edad y todavía conservamos los discos de Gabinete Caligary o Siniestro total, siempre podremos decir aquello de bares que lugares, o quienes somos, de donde venimos, a dónde vamos. No conviene por tanto discutir de profundidades con algunos de nosotros, aunque nadie parece muy interesado en profundizar en nada. 


Pero, la versión actual del asunto es ¿que nos ponemos? o, mejor aún ¿cómo nos ponemos? como ya le he dedicado diversas entradas al looksism y a la futura ley de no discriminación de Leire Pajín, no voy a volver al tema del pelo frito no,  nunca, o a partir de determinada edad ni el pelo muy largo ni la falda muy corta. 


No, la cuestión ahora es ¿cómo me pongo?


Yo he decidido que me pongo cínica y distante.  No sobrada, porque es feo y poco caritativo, y tampoco chula, que es zafio. Pero me pongo de "eterna y distante reina del hielo", sonriente, eso si.
Es la mejor manera de tragar sapos, de natural indigestos.


C.W. que no termina de contarnos (tiene la entrada medio hecha, pero no le ha dado la vida para acabarla y publicarla) se encontró al Profeta de Latinoamerica en un avión y se enzarzó en una discusión whisky por medio. C.W. es apasionada y beligerante. Yo, ni de coña. Me he convertido en una superviviente y si he sobrevivido al WFA sin pegarle a nadie, es porque me he transformado.


Me he dado una vuelta estos días por las webs y los foros de mi facultad y de la Complutense en general... mucha estética anarquista, mucho jersey sin camisa por debajo y mucho pañuelo palestino.  En la práctica, nada de nada, todos aborregados en el mismo botellón.  A mi ya se me ha pasado la época de ponerme la primera en la manifestación.  





La zozobra de la incertidumbre

No sé porque nos hacen creer que podemos elegir. Ya he dicho muchas veces que a veces añoro esa España que se parecía a Alemania del Este donde podías pedir helado de chocolate o de vainilla pero no una bola de cada cosa. Es un horror ir a merendar a un sitio y que a cada cosa que pidas le salgan cuatro alternativas. Que necesidad tengo yo de poder comprar las patatas fritas con sabor a barbacoa, a vinagre, a camperas, o a estilo tradicional.

Así, tontorronamente, nos creemos que somos libres para merendar lo que nos de la gana.

Eso si, intente usted ir a un colegio que no le corresponda por zona. Amablemente le levantarán el dedo del medio. O intente usted irse a trabajar como funcionario a otra autonomía. Está usted aviado. O intente disfrutar de los servicios del ayuntamiento del sitio donde vive, pero no donde está empadronado. A lo mejor, porque quiere estar empadronado en Bilbao, de donde es, pero de donde se tuvo que ir, y sin embargo, donde quiere seguir votando para garantizar que ETA no está en las instituciones. Pagar las basuras le dejarán, pero llevar a su madre al centro de día no le van a dejar.

Intente vacunar a su hijo en otra  ciudad que no sea la suya. Se quedará el niño con el virus y usted con la tarjeta sanitaria esa que no sirve para nada.
Espe, que ya saben que a mi me gusta mucho, ha permitido que uno pueda ir al médico al hospital o al centro de salud que mas le guste, y no al que le toque por zona. Eso ha estado bien, y espero que lo extienda a los colegios.  A los liberados sindicales no les ha gustado ni miajita, pero a los que vamos al médico nos ha parecido estupendo.

Nos hicieron creer que con la TDT íbamos a poder elegir, y en la práctica se puede elegir entre mierda y teletienda, o, en el mejor de los casos, en tarot on line.  También nos dijeron que podríamos elegir compañía de la luz o del teléfono, y aquí estoy yo peleándome con la empresa de Don Cesáreo (si, Alierta no se llama César, se llama Cesáreo) porque no me deja marcharme, y lo peor de todo, no tengo a donde irme.
No tenemos seguridad de cobrar pensión alguna, no tenemos seguridad sobre que pasará con nuestros ahorros, no tenemos seguridad de poder escolarizarnos, pero, eso si, parece que somos libres para todo. Que pringados. Sólo somos libres para comprar patatas con sabor a barbacoa.

Dicen por ahí que Zapatero es el político que mas ha hecho por las libertades individuales de la Historia de España. De momento, nos ha puesto a fumar en la calle y a estudiar educación para la ciudadanía. Me río yo de la posibilidad de elegir todo lo que no sea el formato de las patatas.

Pablo de Lora

Me tragué ayer varias de las ponencias de Pablo de Lora, avisada por una amiga profe de la Complu. La Complu hace mucho que dejo de ser la u...