miércoles, 18 de mayo de 2011

La puerta del sol, crisol de los tirados

Entre que me tuvieron dos años caída en una zanja y tengo que cruzarla a diario, yo la Puerta del Sol la vivo a diario.  Me trago el árbol de Navidad, los Mariachis, las de la lotería, las familias enteras arrastrando los pies y toda la patulea que por allí pulula.

(me encanta la palabra patulea, la usaba mucho una profesora mía de la escuela).

Y hoy estaban esos de la democracia real, y, como no, los de la ceja (sin depilar), el Willy Toledo,  los del jersey sin camisa, los rizos,  y toda la basca acompañante.  De verdad que el centro se está poniendo imposible.

Vaya por delante que yo también creo que los partidos políticos son una casta de amiguetes que se colocan los unos a los otros y todos juntos se ríen de nosotros.  Que la cosa autonómica me pone los pelos de punta y me da arcadas y que no me considero representada por nadie que no haya cotizado alguna vez a la seguridad social. O cotizas y tributas, o conmigo no hables, me da igual que seas mami del parque que político profesional. Estamos en dos frecuencias y yo llevo muy mal que me tomen por gilipollas.

Me pregunto yo que hacen todos estos que dicen que sin trabajo y sin pensión en la puta vida que no están estudiando ahora, que es mes de exámenes.  Porque trabajo no tendrán, pero los exámenes son el mes que viene.

No sé yo cual será el medio de quitarse a toda la casta de encima, pero estoy segura de que si en algo les podía dar la razón,  se la quité cuando los vi.  Que la democracia real también va duchada, hombre, por Dios.


Nativos digitales, inmigrantes digitales

Me encantaría decir que soy nativa digital, porque ello implicaría que soy joven, pero la verdad sea dicha, yo de joven no tengo nada. No soy vieja como mi padre, pero soy suficientemente vieja como para haber tenido un teléfono negro de baquelita posado en la mesa del despacho. Escribo cartas de vez en cuando (con sello, papel de carta y todo el kit) y no tengo blackberry. No tengo, pero tuve una en el sitio elegante, cuando nadie tenía, pero ahora, como tengo una operadora de teléfono de esas que tienen las marmotas que no ofrece dicho servicio pues ya no tengo. Y como dijo un compi del IESE el otro día, cuando me levanto, no veo el muro de facebook, cuando me levanto, hago pis.
Tengo un blog, de estética cutre y profundidad de un charco, y tengo un Mac desde hace siglos. Soy una inmigrante digital bastante bien adaptada que no deja a su hijo ver la tele por la mañana y que le tiene prohibidio tocar el ordenador hasta que no sepa saltar a la comba suficientemente bien.

Ya saben que a mi me importa tres que vaya a un cole con pizarras digitales  y que compro  cuadernos de caligrafía Rubio, que he descubierto que todavía los venden. Hay que hacer muchos palotes, pero muchos oiga, antes de darle con el dedito al ordenador.

Antes que renovar el mac tiñoso este, voy a comprar una máquina de coser Alfa y voy a mandar a la Marmota a clase, porque paso de gastarme dinero en pagar por subir bajos.  La inversión en tecnología en mi casa va a ser la necesaria, y el concepto de necesidad en mi casa lo marco yo.

Es lo bueno de no tener complejos. Que eres una dictadora doméstica, pues ya está, lo eres. Con dejar dotado el cheque psicoanálisis, suficiente.  Que la tecnología ha cambiado el entorno, pues fenomenal. Ya estoy yo para decidir, que para eso, como dijo Stalin, confianza es buena, control es mejor.

Pablo de Lora

Me tragué ayer varias de las ponencias de Pablo de Lora, avisada por una amiga profe de la Complu. La Complu hace mucho que dejo de ser la u...