Pruebe

A entrar en el WFA y berrear: Luciaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa

Se vuelven por lo menos cinco niñas.

Pruebe de nuevo:

Nicolaaaaaaaaaaaasssssssssssssss.

Y ahí tiene a otra media docenita.

A base de tanto parque estoy a punto de terminar el Gran Catálogo Universal que continene a todos y cada uno de los especímenes del WFA. Hoy me ha dicho una madre que a ella le encantaba porque era como una "isla". La isla del Tesoro, no te digo, eso me pasa a mi por hablar con desconocidas.

Esta mañana, antes de tomarnos el aperitivo ha venido la madrina de Ramón a traernos una cosa al arenero. Se ha quedado fascinada. Sus hijos se criaron en el pasillo de su casa y tan ricamente. Bajó una vez al parque, un niño (suyo)  le dio con la pala a otro, la madre se revolvió  y mi amiga no volvió. (sin haberlo preparado me ha salido un pareado.) A mi me pudre, pero me pudre mas el pasillo de mi casa, y esa manía del baloncito, mejor al aire libre, y yo a mirar al marmoteo, a las lucías, los nicolases, las paraguayas hablando guaraní, las filipinas hablando tagalo, las rumanas rumano, los abuelos oyendo la radio y los niños desnucados en los toboganes.

Con esto de los lunes al sol, me he dado cuenta de la cantidad de padres que hay en el WFA. Depende mucho del barrio, claro, pero hay muchos hombres en paro haciendo de tata (ahora vamos variando, de WFA porque estoy saturada del mío). Es lo que tiene el paro, que le pasa como al cáncer, le puede tocar a cualquiera.  Claro que hay algunos que prefieren matricularse en Arquitectura, carrera alimenticia donde las haya, con tal de no bajar al rorro al jardinillo.  Conozco un caso, C.W. puede dar fe, de uno que dejó de buscar trabajo y se puso a estudiar, pero no con objeto de volver a trabajar, sino para llenar el día.

Vamos, lo que voy a hacer yo a partir de septiembre, el PDD, un curso de español para extranjeros, un grado nuevo de Relaciones Laborales y FP Panadería. Ahí es nada.