lunes, 3 de mayo de 2010

Guarderia

Finalmente, por güevones, se nos pasó el plazo de la guardería, pero es que además, si las cosas continúan así, a Ramón le enseño yo a leer y en el fondo pensé ¿para que lo vas a pedir, si, si tienes pasta vas a  mandarlo a una privada, y si no, que se quede en casa, que total, para aprender a morder ya tendrá tiempo?

El asunto de los concertados, los puntos, los guetos en que se han convertido los públicos y lo carísimos que son los privados me tiene desolada.  Yo no creo en el concierto de la educación, quiero pública buena y privada para quien quiera o pueda pagarla. Y quiero que en la pública se pueda tener religión y el bedel no participe en el consejo escolar.  Y si pusieran uniforme, firmaba ya.  Que van los niños hechos una pena, por Dios.

Ya sé que este tema ya lo hemos visto, y que al paso que voy me tragaré mis palabras y suplicaré a contraparte que vaya a su cole, que es concertado pero hay tortas, porque es bueno, a pedir plaza, y el pequeño Ramón aprenderá idiomas como yo (osea, estudiando mucho).

6 comentarios:

Tikitina dijo...

Lo de los plazos de las guarderías es muy relativo. Marta empezó a ir en enero del 2008, con año y medio. Simplemente pregunté en la que me interesaba si había un huequecito. En principio me tocó aguantarme con llevarla las tardes, pero en menos de dos meses pude pasarla a la jornada matutina, que era lo que quería.

Los uniformes son el mejor invento del mundo. Hay veces que hasta desearía que hubiera uniformes en las empresas y no haber sufrido delante del armario escogiendo lo que me iba a poner ese día. Además, como odio ir de compras, probarme ropa y toda la parafernalia de fisgar escaparates, salvo las joyerías, pues ese trago que me ahorraba.

La educación es muy compleja. No entiendo a muchas madres actuales que tienen grandes quebraderos de cabeza por dar o no dar biberones, por colechar o no con sus enanos, por chupete si o chupete no... y luego los mandan a cualquier guardería, sin saber nada de lo que hacen allí, y tampoco toman muchas molestias con el cole (sus criterios son tan profundos como: yo fui alli, o similares), sin averiguar qué línea de pensamiento tiene el cole, en qué valores educan, los idiomas que ofrecen, la política ligüística autonómica.... (a mi, que den las mates en gallego me mata: peito e copeito, por Dios, que me devuelvan el seno y el coseno).

Me tomo la educación de mi pequeña con todo el afán que puedo, con las menos oportunidades que una ciudad pequeña ofrece, pero sí empecé a investigar guarderías al nacer, casi al tiempo que iba haciendo una profunda tesis sobre todos y cada uno de los colegios de la ciudad, sobre todo teniendo en cuenta que no es mi ciudad y tenía casi que empezar de cero.

Por ahora parece que hemos elegido bien. De todas formas, es como una barra libre, tu pasas con la bandeja ante tu hijo y al final, comerá lo que quiera, aunque logres meterle un par de canapés a la fuerza.

Laeconomistadescubierta dijo...

Dígame que es broma lo de peito y copeito. Dígamelo, por favor.

Y confírmeme por favor que los oros la alegran. A mi me alegran (alegraban) mucho

pacopeg dijo...

Para matricular a un niño a tiempo, hay que hacerlo en el momento de su nacimiento. Yo matriculé a mi hija tanto en la guardería cuando contaba con 2 semanas de edad... En algunos colegios (de pago) no ha podido entrar y fui cuando tenía entre 15 y 22 meses.
Al final he podido matricularla gracias a un enchufe...

Laeconomistadescubierta dijo...

Ya. El problema es que yo tenía eso mas o menos resuelto porque pensaba que podría pagar el cole al que pensaba mandarlo. Tenía la plaza desde los dos meses y pagué la reserva entonces. El problema es que ahora me tengo que ir despidiendo de poder pagar esa educación porque no estoy segura de volver a tener un trabajo como el que tuve. Y si no puedo pagar el cole, mejor no lo meto para sacarlo dentro de dos años.... Así que estoy como todos, con los dichosos puntos. Que pena.

Tikitina dijo...

Juro que lo del peito y el copeito es cierto.

Los oros me gustan, y soy bastante urraquilla, por lo que me gusta que estén acompañados de piedrecillas de colorines. También me gustan mucho las suciedades esas de las ostras, especialmente si vienen de Australia.

Cuando digo que soy urraquilla, lo digo desde el profundo conocimiento de mi persona pues nunca me pongo nada, voy con un reloj de Purificación García que me regaló mi banco, unos pendientes de oro con una chispa de nada y la alianza. El resto, poco es, para atesorar. Eso si, con la conciencia muy tranquila de que como mi prole es niña, no va a ser una nuera la que lo disfrute.

El pequeño Ramón entra ya este año en el cole o el próximo? Aún tienes tiempo para entrar de nuevo en el mercado. No tienes posibilidad de emigrar a los extranjeros?

Tikitina dijo...

Y retomando lo de las lenguas autonómicas, si quieres seguir riendo: un número elevado al cubo (3 al cubo), aquí es tres ó caldeiro.

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