El primer borrador de contestación al mail "Ordenes, a la asistenta" recordaba con tanta crueldad como veracidad los humildisimos orígenes del pelao, así como los muchísimos pelos de la dehesa que sobresalían a pesar del caro traje (no todos eran elegantes en el Sitio Elegante, había algunos frikis) y por supuesto, el cv estelar como Marmota de su augusta madre. Ya saben que yo investigo a todos los que se me ponen por delante. Todo, con ejemplos, fechas, dias y horas.
Por otro lado, recordaba que yo daba órdenes no porque me saliera del moño, sino porque tenía que hacerlo, y que si se lo recordaba de forma tajante e imperativa es porque era, además de feo y parvenú, díscolo y desobediente.
Etc, etc, etc
El primer impulso era siempre mandarlo. Alguno mandé, no se crean ustedes que no. Lotus Notes era estupendo porque tenía la opcion "impedir copias", cosa que outlook no tiene.
Pero, aprendí de Dilecto Jefe, que esas cosas había que guardarlas y leerlas y sólo al día siguiente enviarlas. Entonces por supuesto las dos primeras frases se eliminaban y la última se suvizaba. No porque no tuviera razón, sino, y sobre todo, porque no se puede poner uno en primera fila de una guerra que no es tuya, y sobre todo, que no vas a ganar.
Ya saben que no tengo novedades, y que estoy descompuesta y desanimada. Y hoy he tenido una oportunidad de oro para callarme, cosa que he hecho. Al menos, de momento.
A lo mejor tardo un par de días, pero voy a recordarle a alguna, que se empeña en ser friendly y manageril, que, en su caso, se nota demasiado, que, al que no ha llevado bragas, las costuras le hacen llagas.
4 comentarios:
Tampoco es bueno callarse siempre. Hay gente que confunde el que uno se calle y sea educado, con que sea bobo.
Yo no sé bien qué pensar de todo esto. Cuando he tenido desavenencias en el trabajo he hecho de todo. Desde mandar correos con ánimo vejatorio y belicoso y recibir respuestas y volver a responder y así hasta el agotamiento, hasta hacer caso omiso de la ofensa (desde mi punto de vista ) recibida y reconcomerme luego a solas con lo que tenía que haberle dicho al sujeto en particular.
Y no sé, al final creo que lo mejor es distanciarse y no tomarse nada de la vida profesional como algo personal, no tomarse a uno demasiado en serio y procurar que lo que contestemos o hagamos no tenga intención de dañar a nadie o sea no tenga mala intención. Porque como decimos en mi país hay tres cosas que no pueden volverse atrás: la hora que pasa, la confianza perdida y la palabra dicha.
Espero que la elijan a Vd. Economista. Inshallah. Pero si no es así estoy muy muy seguro de que más pronto que tarde volverá a trabajar. Es lo que tiene el sistema capitalista, que salen adelante los más capaces y Vd. es obvio que lo es.
Al Bahri, usted parece bueno, pero yo no soy tan buena. Y la contestación con ánimo de jorobar, o al menos de defenderse, a veces, está bien.
Después de enfriarme, he hecho como con Tamara, poner una frase críptica, tan cínica como repetitiva de sus propias palabras. Y estoy segura de que no va a saber que responder.
Por cierto ¿viene este fin de semana?
La muerte tampoco se puede volver atrás.
Nunca entro a trapos laborales con medios "rastreables", pero reconozco que he tenido algún cruce de palabras en algún rincón solitario con alguna (más que alguno) que se ha intentado subir a las barbas.
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