jueves, 14 de enero de 2010

Telenovelista.com y Alquilavestidos.com

Para ponerles en antecedentes, C.W y yo tuvimos otro ataque frenético 2.0, entonces 1.0 y nos lanzamos a hacer webs. C.W que hoy podría ser una gran community manager no tenía ordenador en su casa y claro, no había manera de que aquello prosperara.
Los dos grandes proyectos se llamaron "telenovelista.com" y "alquilavestidos.com", ambos con dominio registrado.

Telenovelista nació del interés real de hacer algo con el dolor de desamor que por entonces sufríamos, es lo que Antiguo Novio llamaba "El dolor fértil". Si nos pasaban tantas cosas que nos hacían penar tanto (tanto como para tener una caja de lexatines bien a la vista en la mesa del despacho del Sitio Elegante) teníamos que ser capaces de parir un guión de telenovela o al menos intentarlo. La cosa es que Univisión reparara en nuestra existencia y nos contratase, porque las historias eran pura emoción y desconsuelo. Al final, nos convertíamos en Carla Estrada o Caridad Bravo Adams y nos hacíamos ricas y famosas.

Se trababa de que el Mundo Supiera Que sufríamos Muchisimo. El proyecto cayó en el olvido, por nuestra inconstancia, por la ausencia de ordenador en casa de C.W. Carrington y ahogamos las penas en gintonix (muchos, muchos, muchos). Y claro, dejamos de sufrir, y es que lo malo de la pena, nunca lo olviden, es que ni siquiera dura.

Alquila vestidos surgió de la ya clara vocación por la pasta de C.W (vocación clara, pero poca tenacidad en conseguirlo, me temo) y su obsesión por asistir a toda boda a la que la invitaran, aunque fuera la del vigilante jurado del Sitio Elegante, obsesión que se traduce en el mejor ropero de fiesta que pueda imaginarse.

C.W. compró dos percheros de esos de las tiendas y los instaló en su casa, sin mesa de comedor ni sillas, pero llena de seda, brocados y lentejuelas. Hasta un Chanel y un Valentino había. El proyecto cayó en el olvido después de haber hecho la inversión del perchero.

Pero esta vez si nos lo estamos tomando en serio, primero, porque ahora somos pobres como ratas, y segundo, porque no es necesario que C.W suba nada desde su casa, (sigue sin ordenador). Lo puede hacer desde la oficina, cuando su compañera se calla y su jefe no está y la sola visión del contador le motiva lo indecible.

Y, todo hay que decirlo, tuvimos una tercera etapa antes que esta, que fué desmontar al novio estafador de nuestra tercera colaboradora, que se suponía que era escritor... Pero esa, se lo cuento otro día.

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