En Madrid no hay noche de San Juan que valga, quitando una fiestuqui en Puerta de Hierro a la que el común de los mortales no suele asistir. No hay hogueras, ni sardinas, ni, naturalmente playa. Pero no deja de ser la noche mas corta y apetece darse un garbeo, aunque sea a tomarse una horchata. La verdad es que a mi el mes de junio me encanta aunque sea de exámenes y yo lleve un año de mala leche.
Desperdigada en varios sitios. www.trumanfactor.com Y economistadescubierta.com
miércoles, 23 de junio de 2010
Pablo de Lora
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3 comentarios:
He llegado hace un rato de dar una vuelta. Hace buenísimo, no tenemos aire (increible en Coruña), y me encuentro una sardina en la cocina y unas tres en un cuarto de baño: a un vecino se le ha ocurrido sardinear hoy en casa y yo me he dejado las ventanas abiertas. Eso es lo que no me gusta del San Juan.
Por otra parte, es un día encantador en esta ciudad. Cada vecino sale y planta la parrilla en la acera y se pone a asar, a su bola.
Dentro de un ratito empezaré a hacer mis meigallos: el bidón de los deseos, las hierbas en agua en la terraza para que pillen todo el humo y mañana lavarlos las caritas con su agua.
Es un día bonito. Es una peste insoportable.
Ya empiezan los fuegos artificiales.
Economista: no vais a hacer una entrada sobre el papelón que le están colgando a Sara Carbonero?
(Mapache)
En mi barrio hace 3 ó 4 años que no hay celebración de San Juan, y eso que tiene hasta al susodicho santo incluido en el nombre (Barrio San Juan Bautista). En esa fatídica noche se consiguió lo que pocos barrios residenciales han logrado: congregar a más de un centenar de policías y varios helicópteros para detener los disturbios. Es lo que tenemos los españoles, sabemos cómo divertirnos.
La Carbonero... Ésa sí que es digna de ser examinada bajo la lupa del éxito. Es guapa, sale hasta en la sopa y se cepilla a un ídolo de masas. La tía es una trepa del copón, llevaba saliendo de toda la vida con su novio, un comentarista deportivo poco conocido de la COPE (mierda, mi novia me está convirtiendo en una mujer con tanto chisme), y fue salir en la FHM y comerse el mundo a su manera. Aun así, se le está dando demasiada bola: antes tampoco nos comíamos un rosco en los Mundiales y las reporteras que se enviaban no eran precisamente espectaculares.
Por cierto, economista, llevaba tiempo dándole vueltas, y ayer con un cubata en la mano lo decidí (lo gracioso es que hoy sobrio me mantengo firme en mi opinión): voy a intentar, pero intentar de verdad, escribir un pasta-blanda sobre un tema que combina derecho, morbo y polémica a partes iguales. Sin ninguna aspiración, sólo como reto personal.
Es un tema candente. ¿Lo adivinas?
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