lunes, 12 de abril de 2010

Optimismo

Una Principal Advisor de este blog me ha sugerido, cariñosamente, que no puedo ser tan pesimista y negativa, porque de tanto verbalizar mi mala leche voy a proyectar una imagen negativa que no me va a servir para el objetivo de alcanzar lo que quiero, osea, un trabajo. A ser posible bueno.
Tiene razón.
Tengo que rehacer mi discurso.
Así que he pensado hacer una lista de las cosas que me gustan y que no dependen de mi suerte laboral.
Por ejemplo, los gordos.
A mi siempre me han gustado los gordos, no los gorditos, sino los gordos. Por ejemplo, Enrique Múgica, que me encanta, o Gustavo de Arístegui, a quien abordé en un aeropuerto y me quedé mas ancha que larga. No le di el teléfono de milagro. Naturalmente estos son gordos interesantes, pero gordos al fin y al cabo. De los que llevan tirantes y  no cinturón. Esos me encantan.
Ahora ya no estoy en mercado, pero si algún día tuviera que volver, la competencia en la guerra del gordo modelo hucha no está nada reñida.
Esto va a apuntalar la nueva edición de la Economista, que ya no está cabreada, o por lo menos va a intentar dejar de estarlo. A pesar de que escribir de buenosidades es peligrosamente cursi, incluso así voy a ser optimista y convencida de que mi estrella está cambiando.

2 comentarios:

Tikitina dijo...

Guau!

Cuánto optimismo!

Me encanta. Pero me gustaba mucho también la otra versión.

Para cuando te han puesto la segunda entrevista?

Economista descubierta dijo...

No me han vuelto a decir nada. Debe ser que no han podido todavía.
Tengamos fe. Seamos optimistas. A ver si nos sale.

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