domingo, 10 de abril de 2011

Sicilia, y los distintos niveles de desconocimiento



Con todo esto del Bachillerato Segregado, y la pena que me queda que a los de letras puras no les den una opción a estar con los mejores, ahora, que estoy destinada, al menos de momento, al WFA y a la ausencia de estímulos intelectuales, vengo a recordar algunas de las cosas que fueron mas estimulantes para mi y que mas azuzaron la inquietud, que, sin duda, si traía de fábrica, fue alimentada en un sistema educativo donde no se podía elegir, o al menos, no demasiado temprno.  Parto de la base de que la Formación Profesional debe ser una cosa y el Bachillerato otra, y claro, en la manifestación por un Bachillerato donde ciencias y letras sean obligatorias hasta el final  estoy yo sola.
En las primeras entradas del Blog, hace mas de un año, desarrollaba yo mi Teoría de la Redención por el Arte que se traduce en, cuanto mas ignorante eres, y mas te ha empeñado en aprender a ganar pasta y ascender socialmente, mas pronto te apuntas a que te expliquen el Museo del Prado o a pagar a una decoradora porque no tienes ni puñetera idea de comprar alfombras ni de los primitivos flamencos.  Llegado un determinado nivel de pasta, todos empiezan a preocuparse por aprender a comer con cubierto de pescado.
No diré que yo que los que fueron conmigo a la facultad fueran los Oriol precisamente. Líbreme Dios. Si no me dio un ataque de caspa era porque ya venía yo de casa bien documentada y podía pasar por la Facultad haciendo hincapié en el bar y  sacando sobresalientes sin necesidad de pedir demasiados libros en préstamo. Es lo que tiene, que lo que pronto se aprende, tarde se olvida.
Todo este rollo viene al caso porque tengo una conocida que acaba de llegar de Sicilia decepcionada y desilusionada. Que está todo muy cochambroso, que no son guapos como en el continente y que no hay tiendas buenas como en Milán.
Que lástima.
Si hay algún sitio en el mundo donde yo haya disfrutado "a la totalidad", ese sitio es Sicilia.
Pero claro, mi conocida es una ignorante, de esas que se fascina con lo asiático, pero es incapaz de conmoverse en Siracusa.
Cuando Saramago decidió cambiar a Basilio Losada, que era un traductor excepcional, por Pilar, a la sazón su nueva esposa,  de los cuatro niveles que los libros de Saramago encierran en si mismos, se perdió uno.  A partir de ahí, ya no mereció la pena leerlo en español.
Me parece muy difícil apasionarse por una cosa sin conocerla. Y me parece mas pasmoso todavía no tener interés por conocer en profundidad aquello que se nos aparece, aunque sea por casualidad.
Recuerdo mi primer viaje a Asia con angustia. Angustia por no ser capaz de leer los carteles.
Y recuerdo el entusiasmo con que descubrí Sicilia, donde todo lo aprendido en el pasado se iba materializando en forma de ruinas, palacios, templos, cuadros, iglesias, plazas y puertos.
El conocimiento superficial, ese que los comentaristas utilizan para hablar de cualquier cosa (desde los Hermanos Musulmanes hasta las dietas de proteínas) me subleva. O mejor dicho, me subleva pensar que todo tiende (echen un vistazo a la "Estrategia Universidad 2015") a que la masa sea cada vez mas ignorante y lo siguiente a "quienes somos, de donde venimos a donde vamos" (con permiso de Siniestro Total" )sea "que nos ponemos".




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