Me deprime el arenero. Ya no son las madres, ni las abuelas, ni las marmotas. Es que me da una pena horrorosa de los niños, naturaleza humana en estado puro, sin socializar, egoísmo en esencia, dispuestos a pegarse por un cubo, a empujarse para subir primero al tobogán, tímidos ante los mayores, matones con los pequeños. Miedosos y temerarios a la vez.
En el arenero de la plaza de Oriente hay una señora, no sé si madre, abuela, o qué, que se dedica a inventar juegos para que participen, para que jueguen al corro, para que canten. Eso me deprime menos, pero verlos ahí, los pobres, tan a lo suyo, todos corriendo detrás de la misma pelota, (no conocemos el concepto "trabajo en equipo", somos pequeños), o cómo cuatro juegan y deciden que no juegan con otro por que es pequeño... todo eso me deprime una barbaridad.
Y luego la competencia pura por cualquier tontuna, el líder malo que dirige al resto y los envía a hacer cualquier maldad para salir luego de rositas, la famosa canción "hay que compartir", las ganas de de decirle algo a la madre de enfrente, cualquier improperio, claro, que va a ser... Los areneros se parecen a las empresas en periodo de fusión.... sacan lo mas humano y mas asqueroso de las personas.
En fin, que no sé de donde se han sacado eso de que la infancia es una época feliz. La infancia es la patria de la prohibición y la obligación. Yo no la recuerdo como especialmente feliz, y había días en los que no hubiera ido al colegio encantada, con tal de no encontrarme a alguna imbécil que ese día no me "ajuntaba", así sin mas... desde luego, mucho mas feliz en cuarto de carrera, con tiempo para hacer todo lo que me gustaba y relativa pasta para cubrir mis caprichos, pocas obligaciones y mucha vida por delante....
De verdad, que porque los niños tienen que hacer la fotosíntesis, pero yo vuelvo revuelta todos los días y estoy deseando el día que el niño me diga que le aburre el parque..
Desperdigada en varios sitios. www.trumanfactor.com Y economistadescubierta.com
miércoles, 7 de abril de 2010
Pablo de Lora
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7 comentarios:
comprese un bajo con jardín: hay que cuidarlo, pero sólo invita a quien usted quiere (o a nadie)
Lo siento. No comparto ese concepto. Yo no salí del pueblo para volver al pueblo. Lo desarrollaré mas adelante. Yo soy urbanita a muerte. Eso si, me parece bien que los demás vivan ahí, mientras no vengan a Cortilandia en Navidad.
Yo también necesito el asfalto para sobrevivir.
No entiendo a la gente que se va de turismo rural para pegarse caminatas, y menos a los que escalan una montaña, total, para volver a bajarla.
La vida es dura, la infancia también lo es.
Pacopeg: estoy de acuerdo, la infancia no es nada fácil. Es muy mono Ramón ahora, pero estoy segura de que será mas feliz con veintitantos...
Los que dicen que la infancia es el momento más feliz de la vida, escudándose en que sólo tienes que jugar y no preocuparte de más se equivocan. Si la felicidad consiste en no tener ninguna libertad, hay un monton de paises a los que se pueden ir a vivir y ser felices sólo trabajando y dejando que papá-estado decida todo por ellos.
Los niños son lineales, sinceramente crueles. Hay que depurarlos y socializarlos. Vienen en bruto, y en burro, hay que trabajar en ellos para que sean capaces de asumir sus roles.
Todos hemos pasado por el "no te ajunto" o pedir permiso para jugar con un grupito en el patio y que votaran si podías hacerlo.
Que barbaridad, yo no recuerdo que fuera tan democrático. No juegas y no juegas
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