Desde que mi perfil cambió y en lugar de cobrar un sueldo cobro el paro, resulta que hago todas las cosas que los periódicos dicen que hacen aquellas personas a las que la que la crisis encontró pensando en otra cosa.
Hoy he leído un artículo sobre los hábitos de consumo de cosméticos y el efecto lipstick. Me ha dado la risa de verme a mi misma, antigua consumidora compulsiva de Massi y sus carisísismos tratamientos de belleza , amén de cliente habitual de balnearios sin programa de termalismo del INSERSO comprando la rosa mosqueta en Productos Químicos Riesgos (en la calle Desengaño) y la Nivea de lata azul como sustitutas de todas las cremas del mundo. Por no hablar del retorno a la pastilla de jabón, en lugar del gel sin gel de la farmacial. Dios santo, quien me ha visto y quien me ve, ni sombra de lo que fuí...
En busca de los dichosos brotes verdes, me leo, de puro aburrimiento, los informes de análisis, que suelen contar bien que ha pasado, pero muy pocas veces predicen nada parecido al futuro mas o menos inmediato.
Los analistas, (y sus sueldos) van como el mercado, fueron caros carísimos y ahora están devaluados, devaluadísimos, pero eso si siguen siendo los reyes del condicional y el subjuntivo. Verdaderamente, si tuviera tiempo y talento, escribiría una tesina sobre la utilización del idioma en las distintas profesiones.
Si el mercado hubiera estado atento se hubiera producido un posible remonte que hubiera llevado a una tendencia a mantenerse o a comprar....
Y si mi abuela tuviera ruedas, sería una bicicleta, no te digo...
No hay comentarios:
Publicar un comentario