lunes, 14 de marzo de 2011

Parados y carreras de letras

En mi época la carrera que se consideraba de hambre era Biológicas. Aún así, conozco a un par de doctores en Biología estupendamente colocados en laboratorios farmacéuticos y en hospitales. También se decía que el que vale vale y el que no a Derecho y ya les gustaría a algunos ser socios de Cuatrecasas. Por decir algo.
Hoy he visto en la puerta del Ramiro de Maeztu una octavilla pegada a una farola que decía " No vas a trabajar en tu puta vida, que no jueguen con tu pensión", osea, no has terminado el bachillerato y ya estás pensando en jubilarte. Así va España.  Ganas me han dado de escribir debajo, "naturalmente que no vas  a trabajar, a ti quien te va a contratar, feo, mas que feo".

Está la Complutense como para darse una vuelta. Ya en mis tiempos tenía facultades que competían en cutrerío con el pasadizo de Colón, pero ahora está como para salir corriendo.

Yo discrepo con eso de que las carreras de letras no tienen salida.  Lo que no tienen entrada son los pelaos que las estudian. Yo en mi facultad desentonaba, porque no venía en tren a clase desde vaya usted a saber que población del extrarradio, no rajcaba al hablar, no me frotaba con las del jersey sin camisa ni mucho menos acudía a ninguna manifa. Faltaría mas.

Ni que decir tiene que los únicos amigos que hice en la facultad fueron un par de profesores y dos que acabaron cambiándose a Derecho.

Pero tenía amigas en Historia, en Geografía y en Filología que hoy trabajan como traductoras en Bruselas, conservadoras de Museos e incluso en una empresa de sistemas de esos de situación geográfica.  Claro está que también llevaban camisa debajo del jersey y tampoco se manifestaban por la causa palestina. Iban a clase, sacaban buenas notas, aprendieron idiomas (en la Complutense había un estupendo instituto de idiomas que permitía aprender muchos por poco dinero), hicieron prácticas en verano y ahí están... Del Cojo Manteca si que no volvió a saberse.

No me cuenten que es que las carreras de letras son de hambre.  Que las personas que las hacen no van a trabajar de directores financieros, eso seguro, pero que no tienen porqué quedarse sin trabajo, eso también.
Después de ver a las jovenzuelas que han entrado en la capilla de Somosaguas no sé de que se quejan. Si piensan que alguien va a contratarlas sea por su currículum sea por su excepcional presencia van listas (a pesar de que estudien Económicas, que se supone que tiene "muchas salidas").


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Uno de ciencias, ingeniero industrial para mas señas:

Pues va a ser que tiene razón.

Aunque yo añadiría que ahora, no hace 15-20 años se da el problema añadido de las facultades de provincias, la diáspora de minifacultades, solo hechas para que determinados seres tengan un trabajo como profesor/catedrático en el pueblo en que nacieron.

En vez de tener un buen centro de FP.

Y como estos sitios (llamarlos universidades me dá algo de yuyu) necesitan "aluRnos" se recolecta lo peor de cada casa y allí los empaquetamos con aprobados generales a tuti plen.

Si simlemente se pudiera ver facultad por facultad:
-nota de selectividad de los que entran.
-percentil respecto al resto de facultades.
-percentil de las notas de los que salen (debe de haber inflación de nueves y dieces).
Nos haríamos una idea del percal que hay ahí.

Si a eso le añadimos que las otras, las de siempre en la Complu, Atónoma, Alcalá... de Madrid, Barcelona... han involucionado, y como en estos últimos años tenemos el pastel servido.

Últimamente (yo lo he visto con estos ojitos que se han de comer los gusanos) 6 de 10 aluRnos (en Madrid) van con sus padres a hacer la matrícula el primer año porque no saben.

Además van con ellos a reclamar notas, porque sino les arruinan las vacaciones (y hablo de ICADE).

Yo por mi experiencia de padre de una de 22, he visto que en los 2 últimos años de Bachillerato (sumando horas) ha estudiado mas que en estos 4 de universidad.

¿universidad?

Un saludo cordial

Economistadescubierta dijo...

Absolutamente de acuerdo. Tengo por ahí una entrada de lo de la matrícula de la universidad. La gente que va con sus padres a hacerse la matrícula no merece ser llamada universitaria. Y si mi padre apareciera a reclamarme la nota me moría allí mismo, pero también conozco de casos de padres que van a reclamar a los profesores.

Una lástima, si señor, una lastima

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