Venía yo con el perfil bajo de no contar nada del master, por aquello de que no me pillaran, pero es que la profesora de contabilidad me tiene fascinada.
Tengo por ahí una entrada dedicada a la diferencia entre los trabajadores natos y los que echan horas por echar algo, y esta es una entrada dedicada a la diferencia entre los buenos profesores y los profesores sin mas.
Tuve yo en la facultad tres profesores buenísimos, una mejor que los otros dos, pero los tres buenísimos, y un montón de pesados, incluido algún timador profesional, vago y pesado.
Conste que como servidora tiene ese tipo de inteligencia necesario para entender desde la lógica simbólica hasta las implicaciones de la dualidad onda corpúsculo, pero no las integrales, sobrevivió e incluso aprendió muchísimo.
Es mas, volvería a estudiar mi misma carrera de hambre y, desde luego, nunca trataría de impedir que el Pequeño Ramón estudiara lo mismo, por muy tirados que sean en esa facultad.
He tenido después muchos profesores en los masters diversos, unos mejores, otros peores, pero todos basaban su enseñanza en la transmisión de la experiencia. Y eso es muy fácil. Yo misma doy clase en dos masters donde les cuento con pelos y señales la historia de la taquillera del circo Price y el outsourcing y todos se quedan encantados. Contar la experiencia de manera amena sólo depende de lo ameno que sea uno. Y yo doy muy bien ahí.
Lo difícil es coger una materia teórica y árida (léase la Lógica simbólica o la contabilidad) y hacer que la gente no sólo se entere, sino que le parezca entretenida.
Pues en el master hay una profesora estupendísima que ha conseguido que yo me entere de algo. Ya sé que Tikitina y Tonto útil no le ven mérito especial, pero yo estoy encantada. Me entero de algo.
Y es que recuerden que yo tengo el cerebro impermeable para determinado tipo de conocimientos, a saber, todos los que tienen que ver con cálculos o números, sea el cálculo de horas maquina o sumas sin mas. Yo soy de verbos ergativos y diccionarios de autoridades. Yo soy sintética y no analítica. A mi, los datos pequeños siempre me resultan irrelevantes, no puedo evitar siempre verlo todo con perspectiva global. No me sale de otra manera
Así que estoy encantada. Y además me entero de algo. Cierto es que hago los casos como si fueran la cuenta de la vieja y gasto ingentes cantidades de hojas de cuadritos que Ramón trata de pintarrajear.
En la práctica, resulta que estoy mas que acostumbrada a trabajar con los de Control de Gestión, y he entrevistado a tantísimos ingenieros de producción que sé bastante bien de que va la vaina. Eso es lo bueno de ser sintética, que a poco que sea de sentido común pillas la esencia del asunto, y a poco que tengas algo de memoria, te acuerdas de los modelos anteriores, pero entender como he entendido ahora algo tan ajeno a mi forma de entender, sólo se puede deber a un buen profesor. En este caso, a una buena profesora. Así que en mi lista de buenos docentes, profesoras 3, profesor 1.
Tengo por ahí una entrada dedicada a la diferencia entre los trabajadores natos y los que echan horas por echar algo, y esta es una entrada dedicada a la diferencia entre los buenos profesores y los profesores sin mas.
Tuve yo en la facultad tres profesores buenísimos, una mejor que los otros dos, pero los tres buenísimos, y un montón de pesados, incluido algún timador profesional, vago y pesado.
Conste que como servidora tiene ese tipo de inteligencia necesario para entender desde la lógica simbólica hasta las implicaciones de la dualidad onda corpúsculo, pero no las integrales, sobrevivió e incluso aprendió muchísimo.
Es mas, volvería a estudiar mi misma carrera de hambre y, desde luego, nunca trataría de impedir que el Pequeño Ramón estudiara lo mismo, por muy tirados que sean en esa facultad.
He tenido después muchos profesores en los masters diversos, unos mejores, otros peores, pero todos basaban su enseñanza en la transmisión de la experiencia. Y eso es muy fácil. Yo misma doy clase en dos masters donde les cuento con pelos y señales la historia de la taquillera del circo Price y el outsourcing y todos se quedan encantados. Contar la experiencia de manera amena sólo depende de lo ameno que sea uno. Y yo doy muy bien ahí.
Lo difícil es coger una materia teórica y árida (léase la Lógica simbólica o la contabilidad) y hacer que la gente no sólo se entere, sino que le parezca entretenida.
Pues en el master hay una profesora estupendísima que ha conseguido que yo me entere de algo. Ya sé que Tikitina y Tonto útil no le ven mérito especial, pero yo estoy encantada. Me entero de algo.
Y es que recuerden que yo tengo el cerebro impermeable para determinado tipo de conocimientos, a saber, todos los que tienen que ver con cálculos o números, sea el cálculo de horas maquina o sumas sin mas. Yo soy de verbos ergativos y diccionarios de autoridades. Yo soy sintética y no analítica. A mi, los datos pequeños siempre me resultan irrelevantes, no puedo evitar siempre verlo todo con perspectiva global. No me sale de otra manera
Así que estoy encantada. Y además me entero de algo. Cierto es que hago los casos como si fueran la cuenta de la vieja y gasto ingentes cantidades de hojas de cuadritos que Ramón trata de pintarrajear.
En la práctica, resulta que estoy mas que acostumbrada a trabajar con los de Control de Gestión, y he entrevistado a tantísimos ingenieros de producción que sé bastante bien de que va la vaina. Eso es lo bueno de ser sintética, que a poco que sea de sentido común pillas la esencia del asunto, y a poco que tengas algo de memoria, te acuerdas de los modelos anteriores, pero entender como he entendido ahora algo tan ajeno a mi forma de entender, sólo se puede deber a un buen profesor. En este caso, a una buena profesora. Así que en mi lista de buenos docentes, profesoras 3, profesor 1.
3 comentarios:
"Yo soy sintética y no analítica". La contabilidad es sintética y analítica. Además intuyo que es usted mucho más analítica de lo que piensa. En su vida hace análisis a cada momento, cualquier persona despierta es analítica.
Por otra parte, sí que tiene mérito hacer la contabilidad entretenida porque es gris.
Lo bueno que tiene es la sencillez, todo tiene que cuadrar, debe y haber. Un asiento es una forma sintética y universal de contar algo que la empresa ha llevado a cabo.
Me alegro de que el Master tenga profesores de nivel.
Un saludo!
Enhorabuena. En el IESE hay varios así. Yo tuve a Fernando Peñalva en Barcelona y consiguió explicarnos (y bien explicado) en un trimestre 2 asignaturas anuales de Empresariales.
En este tema en concreto, la diferencia entre el IESE y la Complutense estaba en:
- el profesor que domina la asignatura se esfuerza por explicarla y transmitirlo como es debido
- los alumnos, que van dispuestos a aprender y a aprovechar el tiempo.
Volvería al IESE mañana mismo.
A mi Mª Jesús me fascinó y me encantó y por una vez he entendido de que va eso de la contabilidad. Ya me contarás que tal con los casos de Carmen Braun (A y B).
Por cierto, esta profe tiene un club de fans en Facebook
http://www.facebook.com/group.php?gid=191618965898
Publicar un comentario