martes, 21 de septiembre de 2010

Teoría del Cambio. Me volví zen

¿es posible que los individuos cambien?
He llegado a la conclusión de que sólo cambian si cambian sus circunstancias. Y aún así, tampoco estoy demasiado segura.  Pero si algo, además de la voluntad, puede cambiar a las personas, es que las circunstancias cambien.
Yo por ejemplo he sido hasta la fecha beligerante y defensora del sentido común. Por ejemplo

  • No se pueden hacer situaciones a la carta
  • La legislación laboral está para cumplirla
  • No se contrata embarazadas para exponerlas a radioactividad
  • No se paga formación a la que no se asiste.
  • Etc
Así que en mi pasado pre-Arenero me peleaba con todo el que hiciera falta porque a la gente, si la dejas, contrataría niños para trabajos esclavos y pasaría los gastos de la residencia de sus abuelos. La gente es así, generalmente jeta.

Naturalmente que mi beligerancia no se puede comparar a la de C.W, de la que ya sabemos que cada vez que puede se pelea con todo su departamento a los que acusa de falta de inteligencia. (eso es fácil, ella tiene un cociente intelectual claramente superior a la media), pero a mi no me la colaban así como así, y si tenía que claudicar, lo dejaba escrito:

"Este contrato lo firmo porque me lo manda mi jefe a pesar de que no estoy de acuerdo en que contratemos a esta enchufada y que mañana mi jefe no estará y yo tendré que dar la cara con los nuevos accionistas".  Tal cual.  Se lo prometo.

Pero ahora he cambiado, por un lado, ya no soy jefe, sino indio, y no tengo capacidad para mandar a la gente a tomar viento,  y por otro, he decidido que si a los demás les parece razonable algo, no seré yo, último mono de la barraca la que diga algo.

Luego veremos como llevo la traición a mi misma...

3 comentarios:

Unknown dijo...

Bah. Como los remordimientos. Una vez que te acostumbras, de cine. (es broma y cinismo al 50%).

Por cierto hay una noticia del confidencial de hoy, respecto a los 1.800 euros que van a dar a toda aquella a la que un franquista le cortara el pelo o le hiciera beber aceite de ricino que me hubiera encantado verte (leerte) comentar. Por suerte YA no tienes tiempo psra eso (sin cinismo, ahora).

Así conocí este blog. Con los comentarios en los foros del confi, digo.

Guiomar dijo...

Yo, que soy de piñón fijo, atribuyo eso también a la maternidad. El incremento de flancos que atender de manera obligada desplaza las causas perdidas, que son para nota, del ámbito de acción de tus limitadas energías, hasta expulsarlas de tu radar.
En mi caso no es la legislación laboral sino, por ejemplo, los viajes oficiales: viajes sin agenda o cómo inventarse una excusa peregrina para unas vacaciones pagadas, gastar y gastar dinero que no hay que justificar, asistir a reuniones por el supuesto relumbrón, sin tener ni idea de lo que se cuece y dejando de pena a la organización a la que uno representa... Me sigue sorprendiendo e indignando a partes iguales, pero ahora sólo pienso "allá ellos".

Tikitina dijo...

Llega un momento en que uno es demasiado viejo para cambiar, demasiado viejo para morir joven.

Une los malos hábitos con la famosa picaresca y obtendrás esos vicios de comportamiento en las empresas.

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