viernes, 8 de enero de 2010

Becaria a los 40

Después de darle la lata a todo el mundo me han subcontratado durante dos meses en una empresa. El subcontratador se queda con gran parte de mi sueldo, y como yo no estudié las famosas teorías del Ahorro de C.W. Carrington, decidí aceptarlo a pesar de que me pagan lo mismo que tengo que pagarle a la Nueva Marmota que Cuida de Ramón. Repasé mentalmente aquello de disimular los conocimientos excedidos y empecé ayer, puntual, limpita y diligente.

Yo, que había hecho promesa de no trabajar nunca fuera de la M-30 me fuí a un sitio lejísimos en transporte público, que a la hora que yo lo cogí y en la dirección en la que yo iba está lleno de rumanos, peruanos, ecuatorianos, y demás madrugadores en dirección a los polígonos.

Dependo de una que depende de uno que depende de otro que depende del Director de RRHH. Osea, becaria. Me han asignado una mesa con las becarias y ahí estoy enfrentada a un ERP que nadie quiere utilizar. Lo bueno de volver a hacer lo que hiciste en 1998 es que lo haces con la gorra. Todo son ventajas.

Es metafísicamente imposible que el Director de RRHH repare en mi existencia y me valore, por ejemplo para el puesto de Desarrollo de Directivos.. por decir algo.

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